miércoles, 23 de septiembre de 2009

Un día como otro cualquiera

Esta mañana cuando me he levantado ya sabía que iba a llegar tarde, lo sabía, es lo que tenemos las madres, sabemos cosas....., nunca supe como lo hacía la mía, ahora lo sé, yo también puedo; os digo el secreto: sabes algo y punto, porque lo digo yo, cuando seas padre comerás huevos, ....

Quería ponerme mona, después de dos días en casa con un trancazo cojonudo, quería ir mona, ya que llevo la nariz roja y pelada, por lo menos ir mona, jó no es mucho pedir, ¿¿¿nooooo??? tenía una blusita y unos tacones nuevos y quería estrenarlos, momento loreal-porque-yo-lo-valgo. Eso suele suponer un tiempo extra, como 2 minutos donde puede que surja algún imprevisto y tengas que cambiar alguna cosa, y ya sabía que iba tarde....
El nene no quería vestirse, por más que le llamaba, el tío seguía sopa, incluso se reía y carcajeaba en sueños, y ya sabía que iba tarde..... ha costado Dios y ayuda vestir al angelito, que lástima, el pobre repetía "tero momirrrr, tero momirrrrr".

Uno de los zapatos no tenía suficientes agujeros para la hebilla, (lo de los 2 minutos, es matemático) he tenido que hacerle otro más a toda prisa con una aguja, que riete tu de las de la Seguridad Social (¿de dónde leches la he sacado?), aun así no me cerraba, pero ya salíamos por la puerta, "en el curro", me he dicho, va a ser un show llegar hasta allí tirando del troley del portátil y con un tacón en chancla, momento jorobado de Notre Dame total, y luego ponerme allí a inventarme algo con que hacer otro agujero más, pero en peores me he visto y total, ya deben pensar que estoy pirada (kabrones, cuando tengáis niños no os reiréis tanto ni me mirareis raro, pensaréis que soy muuuuu sabia....).
Una vez montados en el coche he visto el broche de la chaqueta y me he dicho, "con esto hago otro agujero ahora mismo", y dicho y hecho, pero el jodio zapato estaba dispuesto a darme la mañana, no bastaba con otro agujero más.... de repente el niño dice: "Mamaaaaaá pissssss, correeeeeee", ¡jó! menos mal que no habíamos salido con el coche aún.... ponte el zapato, bájate corriendo del coche (con el tacón en chancla), saca al nene, coge las llaves de casa, sal zumbando al ascensor, sube a casa.... hemos llegado por los pelos. Y me digo "vale, ahora me hago otro agujero tranquilamente", pues no había manera.... jodio zapato, porque me salieron baratos que si no...... "Mamá, mamonossss, que son las ocho" dice el nene señalándose un reloj imaginario en la muñeca, joer y lo peor es que tiene razón, son casi menos 5. Que conste que sea la hora que sea, el señala la muñeca y dice que son ya las ocho.
Pues lo curioso es que no había nada de atasco, al final he llegado como todos los días, tarde pero no tanto.

"En-resumiendo" espero no llevar la etiqueta de la blusa colgando, que no sería la primera vez, voy como una moto a todos sitios y mis zapatos son taaaaaaannnnn monossssss, espero no cargármelos en la puñetera cuesta empedrada de Z. También espero no llevar ningún moco pegado a cualquier parte de mi ropa... es lo que tenemos las madres, que la probabilidad de llevar algún pequeño regalo de nuestros cachorros encima es taaaaan alta.

Un bonito vídeo de Ikea:


P.D.: ¿porqué sólo he tenido que hacerle agujeros a uno de los zapatos? ¿soy asimétrica de tobillos?¿por eso estaban de oferta? ¿tiene mi madre razón y con el niño no puedo llevar tacones (8 cm. en esta ocasión), acaso el universo estaba castigándome por incumplir una de sus normas de madres no escritas? hay preguntas que no tienen respuesta

6 comentarios:

  1. hoa lulu!
    no soy ingeniera, pero si madre de dos pequeñas y trabajadora a jornada completa, fuera y dentro de casa... con lo que mientras leía tu post iba pensando, "mira, le pasa lo mismo que a mi", me he reído mucho :D ... el vídeo de ikea es genial

    ResponderEliminar
  2. Gracias Chelo, al final somos todas iguales! ;)

    ResponderEliminar
  3. jajajaja
    pues yo no soy ingeniera, ni madre... pero sí soy experta en que todo se me ponga en contra para llegar tarde. Y me ha encantado como describes el estado de nervios previo a la impuntualidad. Es así. Sabes que vas a llegar tarde y estás impotente ante la voluntad del destino...

    ResponderEliminar
  4. Lo malo de las manchas de los hijos es que las acabas aceptando como parte inseparable de tu indumentaria. Piensas que todo el mundo sabe que convives con dos bárbaros en casa y que te disculparán esa mancha de vete-a-saber-qué en el pantalón. Y no siempre es así.

    ResponderEliminar
  5. Segun mi suegra con niños nunca se puede ir limpia, me niego, me niego a esa verdad universal, prefiero hacer como que no las he visto cuando en el baño del curro reviso si llevo algun mocarro verde pegado al sueter, me ha pasado, lo juro, de un tamaño que aun me da miedo recordarlo.

    ResponderEliminar